martes, 21 de septiembre de 2010

0 Atlético de Madrid- Fútbol Club Barcelona: un gran Barcelona baja de la nube al Atlético



Tarde grande la que asomaba en Madrid, visitaba el Calderón el Futbol Club Barcelona, el gran campeón. Un campeón que sin embargo, tras haber protagonizado partidos memorables en canchas de postín, cada vez que pasaba por el estadio rojiblanco vivía su particular día de la marmota, su perfección futbolística entraba en esquizofrenia y el Atleti que sabe reinar como nadie en esa esquizofrenia, que a veces genera en los demás y que otras muchas se genera a sí mismo, se aprovechó 3 años seguidos para poner contra las cuerdas al conjunto culé y proporcionarle tres sonados KO. Por si esto fuera poco aliciente, el choque llegaba en una sensación de máxima igualdad (que más tarde trataremos con detenimiento) debido a un gran inicio de temporada rojiblanco y las dudas que ofreció el Barça la semana pasada ante el Hércules, que disipó en Champions abusando del Panathinaikos. Si a este cóctel de resultados previos le añadimos el recurrente tópico de que estos duelos suelen traer partidos locos y con muchos goles la expectación por el primer gran partido de la Liga era máxima.


Hablábamos de supuesta igualdad en la previa, pues bien, 1 minuto tardó en darse cuenta gran parte del respetable, de que igualdad, más bien, poquita. Salió un Barcelona bien plantado, con Xavi e Iniesta luciendo galones, y qué galones, en el medio campo y con un Atlético que aguardaba en su propio terreno con la misma actitud que el año pasado, esperar atrás, ordenado y salir con contras lanzadas por Reyes, pero este año el Barcelona venía con la lección aprendida y apenas dejaba salir a un Atlético que ha acusado demasiado el precario estado de salud de Agüero. Mención aparte merece el experimento defensivo, que aunque en Mónaco salió bien, hoy ha hecho aguas, sobretodo en banda izquierda. Es poco entendible el hecho de poner a Domínguez en el lateral, y más aún, si tenemos en cuenta que en el banquillo y sin disputar un solo partido oficial sigue Filipe, que va camino de convertirse en un Expediente X rojiblanco. Decíamos que el Barcelona salió dominando y pronto se puso en ventaja, a su manera, juego vertical, dinámico, entre líneas, con un Pedro que se maneja cada vez mejor en esa franja y como no, con el 10, el grande, Messi, definió como los elegidos, tranquilo, cruzado, suave, sin mayores complicaciones. Siempre me he negado a pensarlo, pero que este chico va a ser de los grandes de la historia es cuestión de tiempo y de normalidad.


Y a raíz del gol, el equipo de Guardiola pareció recordar el esperpento que fue años atrás en el Calderón y comenzó a ceder terreno a un Atlético que se desperezó a base de bofetadas. Comenzó Reyes a aparecer, organizar y mover desde la banda derecha los hilos del conjunto rojiblanco. Y así el peligro empezó a rondar a un Valdés que hasta mediado el primer acto era un mero espectador del partido. Sabía Quique que al Barcelona se le pone en apuros por banda y Simao comenzó a inquietar a Dani Alves (cada año repite el mismo show y cada año se lo permiten los colegiados, increíble) y fruto de este juego por banda llegó el corner que propició el empate, obra de Raúl García, asombrosamente solo al borde del área pequeña. Ese gol espoleó aún más al Atlético que tuvo sus mejores minutos ante un Barça que no acababa de entender como un Atlético, con tan poco, le había conseguido igualar el partido. Sonreía el público y el Atlético se lo creía, pero siete minutos duró la sonrisa en los aficionados colchoneros, lo que tardó Fernández Borbalán en no conceder un penalty de Maxwell por manos a la salida de un corner y lo que tardó Piqué en definir el 1-2 a la jugada siguiente. Asombrosa definición para un central, mientras unos tienen a Perea peleándose con el balón, los otros tienen a un central que cuida el esférico y sabe definir una ocasión. Cuestión de filosofía o de mentalidad, para la reflexión del lector dejo este tema.


Así acabó un primer acto que pareció dejar contentos a todos, un Barcelona por delante en el marcador y un Atlético que salía vivo del vendaval blaugrana. Todo hacía presagiar que la segunda parte iba a ser un auténtico huracán de goles y ocasiones, pero apareció en liza un genio de 190 centímetros, David de Gea. Y me detengo en este chico, porque evitó con sus paradas, perdón, paradones un marcador mucho mas abultado para el equipo catalán. Mención especial merecen dos intervenciones a Xavi y Busquets tras sendos tiros lejanos que pusieron en pie al público del Calderón y esbozaron un atisbo de esperanza en el Atlético. Pero el Barça se propuso ser el Barça de siempre y manejó el partido a su antojo, a su ritmo, unas veces lento y unas veces rápido, con Xavi comandando en la zona central, como solo el sabe, impacientando a un Atleti que impotente veía como pasaban los minutos y apenas contabilizaba una ocasión de Reyes. Si bien en descarga de los rojiblancos hay que señalar que Quique, no ha acertado con los cambios, introduciendo a un Tiago que sigue acusando una falta de ritmo alarmante y un Antonio López que está para firmar el acta presencial y poco, muy poco más. Quizás Quique comience a tener un problema como el de ayer, cuando con el marcador en contra se giró al banquillo y vió lo que hay, muy insuficiente para un equipo que pretende inquietar a los dos proyectos ganadores del fútbol español.


Así comenzaba a morir lentamente el partido, entre ocasiones del Barça, el show de David de Gea y un Atlético todo pundonor pero muy espeso en la fabricación de fútbol que llegaba al área rival a base de pelotazos.


Y llegamos al capítulo negro del partido, el pundonor del Atlético, que tan bien representa Ujfalusi, se convirtió en una entrada innecesaria y terrible a Messi en el centro del campo cuando el partido agonizaba. Expulsión directa y merecida. Susto para Messi y el Barcelona, que contenía la respiración al ver el tobillo del argentino.


Esta entrada durísima pareció firmar el acta de defunción del Atlético y puso punto final al partido, un choque en el que el Barcelona a base de superioridad y buen fútbol le ha enseñado al Atlético que para ser aspirante a la Liga hace falta mucho más fútbol que el mostrado hoy sobre el Vicente Calderón.


A.Briega

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