martes, 28 de diciembre de 2010

0 Y así fue nuestro 2010: 40 minutos en rojo y blanco

Se me brinda la oportunidad de poder colaborar en este blog con un artículo cuyo único requisito es que esté relacionado con este año que llega a su fin. Y por más vueltas que le doy no encuentro ningún tema con el que poder explayarme todo el tiempo que me gustaría. Lo único que tengo claro es que quiero que trate sobre algo positivo y teniendo en cuenta la situación actual en la que nos encontramos, la cosa se complica.

Indagando sobre mis aficiones me pregunto si podré escribir algo positivo sobre el cine, y echando la vista atrás me doy cuenta que salvo tres honrosas excepciones (un ciudadano ejemplar, origen y la maravillosa The Town: ciudad de ladrones) este año no pasara a la historia cinematográficamente hablando. Descartado el cine pasamos a la música, y me encuentro más de lo mismo, un par de grupos interesantes pero nada que me llegue de verdad, incluso el disco realizado por mi artista favorito (omitiré su nombre por el gran respeto que le profeso) se podría incluir perfectamente en una lista con los peores discos de la década. La literatura la descarto porque como imagino que a muchos le pasa, mi lectura se basa en libros de años anteriores a este 2010. De política, economía y demás temas relacionados ya existen en este blog artículos muy interesantes y dudo mucho que pudiera escribir algo positivo de esto. Paradojas de la vida para poder escribir algo positivo de este año solo me queda mi Atleti.

Es curioso además que dentro ya del 2010 rojiblanco, año histórico con 2 copas europeas logradas, de lo que mas me apetezca hablar sea de la final de la copa del rey celebrada en Barcelona y en la que futbolísticamente hablando el glorioso perdió contra “mi querido” Sevilla. Y digo que perdimos futbolísticamente hablando porque en todo lo demás la demostración de amor a unos colores realizada por todos los atléticos allí presentes fue histórica. Durante todo el día Barcelona fue testigo de una demostración de fidelidad a un sentimiento que va más allá de lo irracional y que tuvo como momento cumbre los 40 minutos posteriores a la finalización del encuentro. Cualquiera que sin saber el resultado final hubiera entrado en ese momento en el camp nou, no hubiera dudado ni un segundo en afirmar que el campeón de copa era el Atlético de Madrid. Es tremendamente difícil encontrar las palabras idóneas para poder expresar lo vivido en aquellos 40 minutos. Ver a la gente llorando y sin parar de cantar, de alzar sus banderas, de abrazar y levantar a los más decaídos, las caras de los jugadores lo decían todo (tanto atléticos como sevillistas). He visto mil videos y leído mil crónicas de lo sucedido en aquellos 40 minutos, pero por desgracia para los que por uno u otro motivo no pudieron asistir a aquella final, no se pueden hacer siquiera una idea de lo que fue. Siempre se nos ha tachado a los atléticos de que es muy fácil hablar de fidelidad y de sentimiento a unos colores cuando tu equipo es una banda y quizás no te queda otra opción. Por eso en este año en el que somos hasta finales de agosto de 2011 Supercampeones de Europa no quería dejar pasar esta oportunidad y remarcar lo anteriormente expuesto. Un millón de gracias a todos los que hicieron posible aquellos 40 minutos, se que nunca lo olvidaremos.

S.

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