lunes, 7 de febrero de 2011

0 La marcha del sábado

A saber, empujados desde La Moncloa a bajar al foro público, los depositarios del dolor más íntimo han devenido en el genuino baluarte ético de los españoles, por encima de cualquier otra instancia. Casi tan clamoroso como el silencio de cierta prensa dizque conservadora en las vísperas, el éxito de la marcha del sábado pasado fue muestra, otra más, de que ya nada podrá maquinarse a espaldas de esas vidas rotas. Toda tentación, pues, de reincidir en las vías claudicantes, sea cooptando a Batasuna en las instituciones, fuera a través de amnistías encubiertas, chocaría de frente, ahora sí, con la opinión pública. Porque cualquier otro dispondría de margen maniobra, por magro que fuese, ante un eventual adiós a las armas. Cualquier otro, menos Zapatero. He ahí, perentoria, la factura a pagar por tanta miseria.
José García Domínguez

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