martes, 12 de abril de 2011

0 Voluntarismo en la Complutense

[...]Decía Samuel Johnson que casarse por segunda vez es una victoria de la esperanza sobre la experiencia; o sea, la primacía de la voluntad sobre el entendimiento. Ese mal se llama voluntarismo y la historia prodiga muchos ejemplos a ambos lados del espectro ideológico. Y recoge sus estragos.

Por voluntarismo y aceptación del tópico de la superioridad de la acción sobre el pensamiento empobreció Stalin su país, imponiendo las supercherías de Lysenko so pretexto de que la biología proletaria era superior a la ciencia burguesa; por voluntarismo Pol Pot sembró el suyo de cadáveres; por voluntarismo pervive como una reliquia de la Guerra Fría el Juche, el sustrato ideológico que ha hibernado Corea del Norte. A ese pensamiento desiderativo el idioma inglés lo refiere como wishful thinking y sólo bajo ese síndrome pudo el premier Chamberlain declarar urbi et orbi que los Acuerdos de Múnich de 1938 garantizaban la paz. El diagnóstico de ese enésimo episodio de wishful thinking lo hizo Churchill con una de esas acuñaciones tan suyas: «Renunciasteis al honor para tener paz y ahora no tendréis ni paz ni honor». Los alemanes devolvieron el regalo con otra estupidez de igual cuantía: la Operación Barbarroja, el plan de Hitler para invadir la Unión Soviética, que fue para las divisiones de panzersde las SS el principio del fin.

[...]La creciente integración del mundo apunta a que la oferta quedará reducida a un centón de universidades globales; pero la Complutense se ha marginado porque un rector que no parece haber leído a Schopenhauer incurrió, sin embargo, en el mismo sesgo cognitivo que el filósofo, tomando por la realidad lo que sencillamente eran mistagogias laicas. Donde esté una imagen perfecta del mundo, que se quite la realidad. En el libre comercio de las inteligencias, la Complutense, seriamente enferma de voluntarismo, ha caído derrotada, como un soldado vencido en una causa invencible: la de las Luces.

Decía Edmund Burke que «cuando no es necesario cambiar es necesario no cambiar». Esa afirmación es reversible y dice también implícitamente lo contrario: cuando es necesario cambiar es temerario no hacerlo. Lo que la mayor universidad de España necesita es alejarse de todo lo que ha venido siendo en estos años y de quienes postulen algo parecido a lo que ha venido siendo. Cierta facción de la izquierda española que no entiende la realidad ni poniéndole diapositivas ha construido en la mayor de las universidades españolas quimeras como las de aquel escritor francés al que Borges atribuye la invención de las greguerías, me refiero al Jules Renard que construyó «castillos en el aire tan hermosos que se sentía feliz entre sus ruinas».

José Iturmendi
ABC
Leer toda La tercera de Iturmendi ,Castillos en el aire

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