Yerno del Rey
[...] Imaginemos, Dios no lo quiera, que la imputación del fiscal la comparte el juez; y que el juez lo procesa, y un tribunal lo juzga, y lo sentencia y lo condena, y hasta que va a la cárcel el yerno imaginemos. Para estos casos la política democrática opera apartando al condenado de cualquier actividad institucional. ¿Pero cómo opera la Monarquía? Por más que pregunto no saben darme respuesta. ¿Apartarían al yerno de la foto de Navidad? ¿Limitarían su presencia pública al lado de la Familia Real? ¿Obligarían suavemente a la Infanta al divorcio? Lo que no parece posible es que la Infanta decidiera una suerte de abdicación que la apartara a ella y a su esposo del escalón institucional. La Infanta lo es de nacimiento y lo será hasta su muerte. [...]
La cuestión clave es, sencillamente, que la Monarquía española no tiene previsto supuestos como el del yerno. En realidad los únicos supuestos previstos en este sentido son dos: que sus miembros sean honrados o que jamás se descubra su falta de honradez. Son supuestos importantes en el caso de los maridos de nuestras infantas, que no perteneciendo a familias inscritas en los círculos reales, han tenido que salir a la calle, por así decirlo, para asegurar el nivel de vida de la familia.
Ahora la Monarquía está al alcance del fiscal. Para decirlo con cierto brío: está a la misma distancia que una presentadora de televisión de un Príncipe. Sin embargo, estas evoluciones no pueden afectar por igual a todo el conjunto. Ser yerno del Rey es una circunstancia familiar y política y el rasgo que lastra el carácter democrático de un régimen como el español. Es decir, la imposibilidad de exigir que Iñaki dimita.
Arcadi Espada/El Mundo
0 comentarios:
Publicar un comentario