martes, 20 de diciembre de 2011

0 Matar a un niño, Luchy Nuñez (I)

Sólo me cabe una explicación: un terrorista no sabe qué es un niño; la clave de este horror debe estar en que tiene un desconocimiento absoluto de lo que es un chaval. Por eso, y con la esperanzada intención de que este escrito caiga en sus manos, esté donde esté agazapado y sea quien sea, voy a hacer un boceto de niño.

El colodrillo del niño huele especial; huele a colodrillo de niño y punto. Esto no es una perogrullada, terrorista; pruebe usted. No tiene nada que ver con la cabeza grasa o calva del adulto, con los sesos empapados de ideas de los mayores, con las sienes cansinas de los viejos pensadores, con la brillantina de los pasotas, ni siquiera con la lavanda de los estudiantes. Tiene su explicación y su lógica: debajo, los niños de todos los remolinos y pelos, de todos los mocos, de todas las mercrominas, y de todos los jerseys, son iguales: cantera tierna y porosa como el mató a Montserrat, la cuajada de Rentería y el requesón de Jaén. Y se fían del escalpelo y el cincel del adulto.

Luchy Nuñez
Diari de Tarragona,13/11/1991

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