sábado, 10 de diciembre de 2011

0 Papá es un hooligan (I)

-¿Ve usted, don Santiago, a ese extremo rubio...? Lleva una progresión magnífica.
Ya, ¿y quién ese señor que está apoyado en la barandilla viendo el entrenamiento?
-Es su padre, don Santiago.
-No me interesan juveniles con padre.
La conversación, nada literal, fuera verídica o leyenda urbana, se le atribuye a Santiago Bernabéu, presidente del Real Madrid entre 1943 y 1978 (año de su muerte), con un empleado o directivo del club. No es que Bernabéu quisiera futbolistas huérfanos, pero lo cierto es que desde entonces, y probablemente antes, ya se consideraba la figura del padre como un elemento a menudo pernicioso en el desarrollo deportivo de los jóvenes.
Llovió y llovió desde aquella conversación y ahora esa percepción social que cada cual en su condición -primero de joven y después de padre o madre- ha vivido ha sido ratificada por un estudio del Gabinete de Prospección Sociológica del Gobierno vasco, publicado en noviembre, y en el que destaca un dato aterrador: un 25% de los encuestados considera que la agresividad de los padres/madres de los jugadores explica uno de los motivos más importantes en los actos violentos que se producen en el deporte escolar. La muestra (820 entrevistas) está referida a la comunidad autónoma vasca y no se ha encontrado otro estudio similar con mayor dimensión geográfica, aunque nadie cree que la percepción variaría de forma singular en otras comunidades. Solo un concepto mucho más global como la falta de educación supera a la agresividad paterna como motivo de la violencia verbal, especialmente, o física, en menor medida.
A nivel general, un 27% de los preguntados asegura haber asistido a competiciones deportivas escolares en las que se han producido agresiones verbales del público hacia los deportistas. Curioso, porque en ese tipo de competición la condición de espectador suele coincidir casi al 100% con la del entorno familiar y social del niño y los deportistas, a los que alude la pregunta, alcanzan como mucho los 14 años (según las leyes del Deporte que rijan en cada comunidad). Un 22% asegura también haber asistido a competiciones escolares en las que ha habido agresiones verbales entre el público, un 20% a agresiones verbales entre jugadores, un 7% a agresiones físicas entre el público y un 14% a agresiones físicas entre los jugadores.
El padre como ejemplo de hooligan, a veces por su condición de tal en todos los órdenes de la vida, a veces en transformaciones de fin de semana que acaban sorprendiendo al propio hijo. "Este es un tema que conviene singularizar", afirma Fernando Gimeno, psicólogo de la Facultad de Ciencias de la Salud y el Deporte de la Universidad de Zaragoza. "En algunos casos que hemos trabajado se da la circunstancia de padres que no se reconocen a sí mismos en el momento del partido", asegura. "Un padre reconoció: 'La primera vez que fui a un partido de mi hijo, me dijo que me callara, que ya estaba bien'. A veces se trata de personas correctas pero que sucumben a la implicación emocional de ver allí a su hijo, que les envuelve el entorno, que es muy propicio a este tipo de actitudes".
Eduardo Rodríguez Álvarez
El País 10/12/2011

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