lunes, 9 de enero de 2012

0 Hay bromas y bromas

Que el primer error del Granada es salir de rojiblanco al Bernabéu, viene a ser una prueba fehaciente de que los años pasan y Mou se estabiliza. A fin de simplificar aun más el trabajo de Diego Torres, cabe proponer que sus críticas al portugués mantengan el apelativo de cagón hasta que salga sin portero. Es mera cuestión de polemismo exacerbado, de la crítica inapelable a quien “de haber tenido once cambios, hubiera sustituido a los once”. Cosas del directo. Así llegó el empate del Granada y las risas contenidas del barcelonismo que ha pedido a los Reyes reducir la ventaja de cinco puntos que a estas alturas –enero- ya se hacen demasiado largas.

Por eso pareció una broma, un guiño al humor, una comedia en dos actos. El Madrid de Mou ya no solo arrolla, sino divierte y se ríe del destino con esa fogosidad de quienes son capaces de controlar el tiempo y el espacio. Así nadie dudó que marcaría Benzema, que marcó dos. Ni que marcaría Higuaín, que marcó uno. Y cuando dudamos que si podía marcar Cristiano, marcó uno y no lo celebró, que para eso es guapo, rico y buen futbolista cuando le apetece.

El humor blanco es de Hemingway.

-“Bromeo cuando quiero. Soy tan serio que puedo bromear”.

Así es Mou, serio para la broma. De esos tipos tan disparatados que terminan a hostias en un bar una broma sobre el culo gordo de la parienta. Genio inglés en porte lusa. Nunca la alianza de civilizaciones del extinto de Rodiezmo estuvo tan cerca de plasmar persona y partido. Por eso remontó el Madrid a Pellegrini y por eso el empate del Granada fue una oportunidad para un gag de libro: las ganas de ganar.

El Atleti anda también con ganas de ganar. Por eso Juanfran, en la entrevista post partido, habló como un atlético de pro, de los de manta del As. Venido al caso, nos sirve para saber que el Atleti del Cholo ha cambiado en algo: de discurso. Ni Gabi es Iniesta, ni Mario Suarez es Xavi. El rojiblanco es un equipo limitado por su propia desdicha  y por el par de delincuentes que llevan el timón de la nave a la deriva como marines borrachos que son. Ahora Cholo. Mera iconografía del Atleti que fue el Atleti, apenas un bálsamo. Un consolador XS más mental que funcional. Y no nos engañemos, Cholo es un ídolo de la testosterona, del balompié de antes.

El fútbol es otra cosa. El fútbol es Cazorla. O Arda Turán, a quien, de buenas a primeras, el argentino ha decidido degollar futbolísticamente hablando. Los galones ahora son para Falcao a quien cinéfilamente compararemos con Tom Hanks en Naúfrago, con la diferencia de que le falta vitalidad y su amigo el balón. Salvio también es Tom Hanks, pero caricaturizado en su máxima expresión a un Forrest Gump pasado de comer gambas y harto de correr.

En definitiva, otro tipo de humor. A comparar este, con el realizado por Sheldon Cooper. Un humor pedante, difícil de entender pero que a sus actores principales les sobreviene en cantidades ingentes de ingresos. Hace tiempo que nos cuesta mantener empatía con el personaje y su representación de mera ficción americana. Ya no reímos y si lo vemos es solo por costumbre y fidelidad. Ocurre, en conclusión, como con la serie de Cooper, que un día nos hizo gracia y ha acabado por hartarnos.
Darío Novo

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