lunes, 30 de enero de 2012

0 La gente de Mou

A Mourinho le han podido encasillar en personaje de cómic.

-“Amo a la humanidad, lo que me revienta es la gente

Como en el Bernabéu y sus socios, convertidos cada vez más en gente por ese tertulianeo petimetre de Punto Pelota, la portada del As y el puto tiqui-taca. La gente, el sistema demócrata del hoy y su libérrimo PIO: pensamientos, ideas y opiniones. Escudo basto este, el de la libertad, para enterrar vivo al luso que ha tardado ocho partidos, ocho, en saber que hacer dejar de comer la sopa boba al bobo de Santpedor pasa por presionar arriba, muy arriba. A saber: Betis, Espanyol, Villarreal, Milán y Madrid. A estas alturas y tras unos años bárbaros ha quedado descubierto el sistema de los sistemas como ha quedado descubierto que si te vas de Madrid a Manchester a ganar títulos lo más fácil es que te birlen estos con un chirlo de cabeza poniéndote a un inglés delante.

Lo que nos repara en un daño colateral, ahora que hemos asumido que la batuta de la selección –que es lo que es por La Masia- la llevan los humildes moc-moc y sus compadres del metro cincuenta: los videos existen más allá de España. Y es que si la clave de romper el juego del Barça pasa según Briega  por el visionado del Espanyol-Barça, la clave de romper el juego de la selección pasa por el visionado del Espanyol-Barça –por ello es más que un club-, toda vez que el Marqués es al fútbol lo que Rajoy a la política, un dedazo, sin más creatividad que el “virgencita que me quede como estoy” que no es poco en resultados, pero es mucho en la conjunción de los futbolistas mejor preparados de la historia.

La generación más preparada de la historia es otra e igual que han relacionado a Fraga con Carrillo de manera autómata en palabras de Ruiz Quintano, han aprendido de la Logse dos muletillas a salir del paso en el bar, como el vino afrutado o un dedo de espuma en la caña: el Madrid juega mejor una vez que va perdiendo y defender ahora a Mourinho es de oportunistas.

Oportunidad, Ocasión favorable para atrapar un desengaño.

Dice Ambrose Bierce en su diccionario del diablo toda vez que los defensores del catalanismo más snob que son los Mossos deben viajar con el María Moliner para ser sindicalistas. El sindicalismo futbolero se ha visto abocado a los siete puntos que suenan a mucho y a la ligereza moral que supuso la recuperación de la casta madridista ante el desgastado y previsible equipo de Pep. O sea, al desengaño. Mou, mientras tanto, ya sabía todo esto y el personaje de cómic en el que le habían encasillado. A la gente solo tuvo que decir vía Punto Pelota “que paren el mundo, que yo me bajo”.

Darío Novo

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