domingo, 29 de enero de 2012

0 Mi primer editor, Fernando Savater (I)

Yo tenía 23 años, yo vivía en una dictadura, yo participaba devotamente en todas las broncas rebeldes que podíamos montar en la universidad, yo perseguía inútilmente a chicas enérgicas y ariscas, yo leía en francés a los situacionistas y a Cioran, yo profesaba el culto de Agustín García Calvo, yo era borgiano de primera hora y estricta observancia, yo escribía panfletos, yo quería por encima de todo -ay, aunque supusiera la perdición de mi alma ingenua e irredenta-, yo quería más que nada en el mundo publicar un libro: como tributo a lo que me causaba desde la infancia más placer, como homenaje amoroso.
El libro aún no estaba escrito pero habría de ser sulfúrico en su fondo y exquisito en su forma, un combinado explosivo de doctrinas capaces de hacer saltar la realidad establecida en pedazos (junto a Cioran y García Calvo, dosis de Schopenhauer, de Clément Rosset, del pagano Celso y de Adorno). Sería inaudito, insoportable... pero no debía bajo ningún concepto quedar inédito. Ahí estaba el problema: en lograr editar tan magnífica ferocidad. La tarea de escribirlo me parecía sencillísima y casi accesoria. De modo que antes de nada me lancé a la búsqueda de un editor.
Fernando Savater
El País/10.04.2002

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