lunes, 14 de mayo de 2012

0 El Derby de Kentucky es decadente y depravado (IX)


Las veredas llenas de personas, todas moviéndose en la misma dirección, hacia Churchill Downs. Chicos llevando coolers y mantas, quinceañeros vestidos con apretados bañadores de color rosa, muchos negros…tipos negros con sombreros de fieltro blanco y cintas de piel de leopardo, policías dirigiendo el tránsito.

La multitud se agrupaba muchas cuadras alrededor de la pista; avanzamos lentamente entre la gente, el calor era excesivo. Mientras caminábamos hacia el ascensor que conducía al salón de prensa, dentro del Club, nos encontramos con una hilera de soldados que llevaban largas lumas blancas. Cerca de dos pelotones, con cascos. Un hombre que caminaba al lado nuestro dijo que esperaban al gobernador. Steadman los observó nerviosamente: “Por qué llevan esos garrotes?”

“Panteras Negras,” le dije. Entonces recordé al buen “Jimbo” del aeropuerto y me pregunté que pensaría él en este momento. Probablemente estaría muy nervioso; el lugar estaba abarrotado de policías y soldados. Nos escurrimos a través de la multitud, pasamos muchas puertas, cruzamos el corral en que los jinetes traen a los caballos y desfilan por unos momentos antes de cada carrera para que los apostadores puedan echarles un vistazo. Cinco millones de dólares serán apostados hoy. Habrá muchos ganadores, aún más perdedores. Qué importa. La puerta de acceso al salón de prensa estaba repleta con gente tratando de entrar, gritándole a los guardias, mostrando extrañas credenciales: Chicago Sporting Times, Pittsburg Police Athetic League…todos ellos fueron rechazados. “Muévete, amigo, dale paso a los trabajadores de la prensa.” Empujamos a la gente, entramos al ascensor y rápidamente subimos hasta el bar. Por qué no? Hagámoslo. Hoy es un día muy caluroso, no me siento bien, debe ser este clima horrible. El salón de prensa estaba fresco y aireado, había muchos cuartos que recorrer y asientos en la terraza para observar la carrera o mirar a la multitud. Nos conseguimos una hoja de apuestas y fuimos afuera.
Caras rosadas con un copete elegante del sur, viejo estilo de aristócrata, abrigos de algodón y cuellos abotonados. “Senilidad Floreciente” (frase de Steadman)… agotada desde el principio o quizás, sin fuerzas que agotar en primer lugar. Nada de energía en las caras, nada de curiosidad. Sufriendo en silencio, después de los treinta ya no se puede hacer nada en esta vida, sólo queda aguantar y entretener a los niños. Deja que los jóvenes disfruten mientras puedan. Por qué no?

La muerte implacable llegó primero aquí…duendes malignos en el césped por las noches, aullando al lado de ese negrito de acero con ropas de jinete. Tal vez él es el único que aúlla. Espantosos Delirius Tremens y demasiados gruñidos en el club de bridge. Hundiéndose junto con la bolsa de valores. Oh, Dios, el chico ha destrozado el auto nuevo, se ha incrustado en el gran pilar que está en el centro de la carretera. Se ha roto la pierna? Se ha torcido el ojo? Envíenlo a Yale, ellos son capaces de curarlo todo.

Yale? No has leído el diario de hoy? New Haven está bajo sitio. Yale está infestado de Panteras Negras…te lo digo Coronel, el mundo se ha vuelto loco, muy loco. Por qué?; Cómo es posible que una maldita mujer pueda correr en el Derby hoy?




Hunter S. Thompson
Scanlan's Monthly,1970

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