martes, 12 de febrero de 2013

0 Breve diccionario Trías



A Eugenio Trías le gustaba el periodismo: durante muchos años, su nombre ha sido bastante reconocible para los lectores de periódicos, que lo vieron entrar en obituarios, asuntos de actualidad y reflexiones más o menos atemporales. Asuntos bastante diversos en los que la voz de Trías, si se leía con un poco de atención sse hacía reconocible. Sin embargo, qué difícil es abordar la figura y el trabajo del filósofo barcelonés con las herramientas del periodismo, el desguace y la síntesis.

Alemania.
El aspecto, un poco 'buddenbrockiano', las formas suaves pero severas y la obsesión por la música delataban la formación germanófila de Trías, que, tras licenciarse en Barcelona, continuó sus estudios en Bonn y Colonia, en los años 60, en un momento en el que la Filosofía parecía copada por autores franceses.

Bach.
De entre todos los músicos que Trías abordó en sus últimos y célebres libros melómanos, Bach era "el más grande y el más difícil de abordar". De alguna manera muy sintética: Bach es el músico en el que confluyen todas las cuestiones filosóficas ilustradas por Trías con la música.

Contracultura.
El nombre de Trías empezó a ganar fama en España en los años 70, cuando el filósofo regresó a su ciudad y estrenó su plaza en la Universidad de Barcelona. El obituario de 'El País' de Francesc Arroyo lo recuerda dando sus clases en las cafeterías cercanas a su facultad, entre nubes de humo de tabaco negro. Por esa época, Trías enganchó con la primera contracultura española, impulsada por 'hijos del régimen' como él. Las memorias de José Ribas, el fundador de 'Ajoblanco', relatan el papel de Trías (con su aspecto y sus maneras básicamente burguesas y formales) como motor intelectual de aquellos años.

Espiritualidad.
En los años 80 y 90, como muchos intelectuales de su generación, la espiritualidad, las nuevas formas de espiritualidad, se convirtieron en un alivio para el desengaño político. En esa época, muy vinculado a la segunda etapa de 'Ajoblanco', Trías amplió su repertorio indagando en la cul5tira islámica. Y un pecado: llegó a escribir algún artículo relativizando la fatua contra Salman Rushdie.

Estética.
No sólo la música, no sólo la literatura. También el cine (su manuscrito póstumo, recién entregado a sus editores, se llama 'De cine: aventuras y extravío'), sobre todo el de Hitchcock, y, sobre todo el arte, han sido el paisaje en el que Trías se ha apoyado para profundizar en sus ideas.

Límites.
La palabra más repetida en los obituarios de Eugenio Trías, el tema central de su trabajo. La idea, en resumen, es esta: para entender la esencia de lo que las cosas son, hay que considerarlas en sus bordes, allí donde se desdibujan y se convierten en otra cosa.

Literatura.
Luis Antonio de Villena cuenta hoy en las páginas de EL MUNDO que Trías era una especie de hermano mayor para los escritores novísimos, muchos de ellos vinculados a la Filosofía (Azúa, Molina Foix, Sarrión...). La poesía simbolista, según cuenta Villena, era uno de los grandes alimentos simbólicos de su pensamiento.

Política.
Antifranquista en la juventud, antinacionalista (o, al menos, defensor del bilingüismo en Cataluña) después. La historia personal de Trías es más o menos habitual entre los intelectuales que se oponen al catalanismo: hijos de burgueses franquistas que se hicieron de izquierdas en los 70 pero terminaron desengañados, incómodos con unos y con otros. Uno de los dos hermanos de Trías, Jorge, es el abogado y ex senador del PP co protagonista del caso Bárcenas.

Sistema.
La gran particularidad de Eugenio Trías en un momento en el que todo es fragmentación y guerra de guerrillas: su trabajo tuvo un tema, un hilo conductor desde el que abordaba asuntos muy diferentes: la obsesuión por el límite que ya hemos citado.
Luis Alemany
El Mundo

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